En un artículo de Pérez Gómez, editado en la revista educativa cuadernos de pedagogía,(La escuela educativa en la aldea global) desde su inicio ya apunta que su intención es hacer una reflexión sobre el estado de la escuela en un marco social actual, es decir, que aspectos cabe destacar entre la sociedad y la escuela actual, el autor ya reflexionó, como apunta el artículo, en el proceso de socialización del individuo.
Pero ¿por qué nos debe preocupar tanto la socialización del individuo? La respuesta a esta pregunta puede parecer obvia pero requiere una reflexión previa; el individuo al fin y al cabo es un ser social, excepto en extrañas circunstancias, la sociedad será el ambiente en que el individuo se desarrollará a lo largo de su ciclo vital, y será precisamente la escuela, donde como norma general, tendrá sus primeras experiencias socializadoras y de relación con los semejantes, además de ser el lugar donde se forjará en primera instancia aquello que apuntará a ser su carácter, forma de ser y personalidad.
La sociedad como todo elemento vivo es un elemento cambiante, y completamente deducible del artículo estudiado y que encontramos en : “la estructura económica del liberalismo radical del mercado está transformando de forma acelerada valores y actitudes aparentemente bien asentados en las sociedades llamadas modernas y occidentales”(Pérez Gómez, La escuela educativa en la aldea global). También deducimos de este fragmento que la sociedad cambia a un ritmo más acelerado de lo que tradicionalmente había cambiado hasta este momento, este cambio a un ritmo tan acelerado a provocado que el colegio no sepa adaptar para su propio beneficio las cantidades abrumadoras de información que nos concede la sociedad de la información.
Incluso deducimos aquello que posteriormente se cita en el artículo, que el liberalismo radical, en lo que a niveles económicos se refiere, así como un cambio necesario en el antiguo patriarcado social, donde el hombre trabajaba y la mujer se ocupaba de la educación de sus hijos y de las tareas domésticas, ha provocado, en primer lugar, la necesidad de la incorporación de la mujer al trabajo por motivos económicos, y, en segundo lugar, la incorporación de ésta por motivos sociales, ya que en cierto modo el trabajo de una mujer fuera del seno familiar ya no corresponde simplemente a una necesidad económica sino también en ocasiones a la necesidad de la incorporación de ésta a la vida pública rompiendo con una tradición de desigualdad por motivos sexistas.
Es consecuencia de esto “la integración temprana de los bebés en la institución escolar”, ”(Pérez Gómez, La escuela educativa en la aldea global). Hasta hace unas pocas décadas era en el seno familiar donde las familias y principalmente las mujeres empezaban y desarrollaban el proceso de socialización de sus hijos, tan importante como el de adquisión de conocimientos, mientras que el colegio, se dedicaba a una mera transmisión del conocimiento, pero hoy en día “la escuela ya no puede considerarse una institución dedicada a la transmisión del conocimiento y al desarrollo exclusivo de los aspectos cognitivos de la personalidad [...] requiere la atención prioritaria de los docentes en relación a los aspectos emotivos y comportamentales del desarrollo individual” ”(Pérez Gómez, La escuela educativa en la aldea global), cabría, llegados a este punto preguntarnos, ¿si la escuela actual está dispuesta a cambiar?, o incluso, ¿estarán dispuestos los docentes formados en la transición de una sociedad industrial a la sociedad de la información, a cambiar los patrones de trabajo que hasta hace unos años incluso fueron “válidos” en su proceso de escolarización?
A lo que podemos responder con plena certeza es que sino conseguimos este cambio tenemos un problema en lo que a la educación de algunas de las generaciones actualmente escolarizadas se refiere.
Es por ello que debemos hacer un análisis minucioso de la sociedad y la escuela, entendiendo la relación simbiótica que en ella se produce para adaptar el colegio a las necesidades reales de sus integrantes o beneficiarios, los niños.
Por otra parte un objetivo fundamental de la educación es la creación de individuos completamente autónomos, pero ello no rompe la idea de adquisión de valores tanto morales como comportamentales socialmente válidos en la sociedad en la que el individuo debe integrarse, del mismo modo que tampoco queremos que el individuo acepte de forma complaciente todos los aspectos sociales, esto conllevaría a la idea expresada en Planteamientos de la Pedagogía crítica, de una sociedad tipo 1984, de ORWELL, G., UN MUNDO FELIZ de HUXLEY, A., WALDEN DOS de SKINNER, B.F., o incluso FARENHEIT 451 de BRADBURY, R., que aunque son ideas extremas validas para ejemplificar las ideas expresadas, es por ello que queremos individuos como los protagonistas de estos libros anteriormente citados, que se planteen conflictos en como poder mejorar su propia sociedad, que aspectos de ella no son válidos o cuáles pueden sufrir crítica o mejora, así pues, no educaremos al individuo como producto de la sociedad sino como constructor de ésta.
Considerando al individuo en simbiosis con su propia sociedad, desde el punto de vista del Aprendizaje significativo de Ausubel, y un punto de vista de una teoría ecológica como la de Bronfenbrenner, si consideramos que el contexto del individuo influye en su aprendizaje, podemos llegar a la conclusión que la actitud de la sociedad hacia el aprendizaje o hacia su importancia influirá también en el individuo y en su visión hacia éste, esta influencia será exponencialmente mayor en cuanto más nos acerquemos a los elementos socializadores más próximos al individuo.
De este modo si en un ambiente familiar (Microsistema, Bronfenbrenner), encontramos una actitud que considera de poca importancia la educación, veremos como en la gran mayoría de las ocasiones la actitud del individuo escolarizado tampoco considerará importante su propia educación, llevándonos a pensar que aunque contextualicemos la información, los contenidos propuestos sean atractivos para el alumno, e incluso con el mejor maestro del mundo, “el aprendizaje significativo depende de las motivaciones, intereses y predisposición del alumno” (Ausubel),es decir, un alumno en un ambiente desfavorecido es mucho más difícil provocar el interés y el aprendizaje, así pues, consideraremos que este debe estar apoyado por todos los elementos sociales que le envuelven.
Como vemos, la relación entre escuela y sociedad debe ser estrecha, la sociedad debe mimar a su escuela y la escuela mimar a su sociedad colaborando estrechamente en todos aquellos aspectos que pueden hacer a los próximos individuos seres completamente autónomos y no dependientes, capaces de pensar por sí mismos y críticos con el mundo que les rodea.
